Saint Martin cutting his cloak. The coat of St. Martin and the leper beggar.
Dermatol Rev Mex. 2019 septiembre-octubre;63(5):524-526.
Pablo Campos-Macías,1 Arturo Vargas-Origel2
1 Dermatólogo.
2 Pediatra, neonatólogo.
Facultad de Medicina de León, Universidad de Guanajuato, campus León, León, Guanajuato.
En esta pintura del siglo XV son dos los puntos cardinales que nos manifiesta el autor: el central, el mensaje bíblico de manifestar el amor a Dios a través de la atención de enfermos y marginados y, por otro lado, se plasma una de las imágenes más representativas de la dramática situación que padecían los enfermos de lepra, tanto por la evidencia de las manifestaciones tardías de la enfermedad, como de su exclusión de la sociedad. En esta obra se representa a San Martín, cuando aún era militar, y a un mendigo, semidesnudo, pidiéndole limosna; el santo corta con espada la capa y se la ofrece para ayudarle a cubrir su cuerpo (Figura 1). Al pordiosero, que dirige una mirada suplicante al soldado, el pintor, tal vez para hacer más patente su marginación y desgracia, lo muestra como un enfermo de lepra (Figura 2). En su piel se observan nódulos diseminados y algunas manchas eritematosas o hipocrómicas en el tronco; se hace evidente la neuritis hanseniana, con alteraciones musculares secundarias tanto en la mano izquierda, que muestra semiflexión del meñique, signo inicial de la mano de predicador por afección del nervio cubital, como en los pies, en los que se observan alteraciones mecánico-posturales por afección del ciático poplíteo externo, con caída del arco anterior; son también evidentes las alteraciones neuromusculares, que impiden su deambulación y requiere ayuda de unas tablillas para desplazarse, además de vendajes en las piernas que bien pudieran ser para cubrir ulceraciones. La escena se representa a las puertas de la población francesa, amurallada, de Amiens, y hace evidente la marginación a la que eran sometidos los leprosos, que tenían que vivir fuera de las poblaciones. Algunos autores señalan que la escultura apoyada sobre la columna, a un lado de la puerta de entrada a la población, simboliza la divinidad, resaltando el mensaje que el autor trata de transmitir.
La historia-leyenda de San Martín señala que nació en Sabaria (actual Hungría) en el año 316; su padre, tribuno militar, lo hizo entrar en la guardia imperial romana a los 15 años; cuando tenía 21 años, un frío día de invierno entró la tropa romana a la ciudad de Amiens, Francia, y Martín encontró cerca de la puerta de la ciudad a un mendigo tiritando de frío, a quien dio la mitad de su capa, pues la otra mitad pertenecía al ejército romano. En la noche siguiente se le apareció al Santo, en sueños, Jesucristo, el cual llevaba sobre sus hombros la capa que poco antes había regalado al pobre enfermo para agradecerle su gesto; la escena evidencia lo que el evangelista Mateo (Mt. 25,37-40) mencionó en el juicio final: Entonces los buenos preguntarán, “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer; sediento y te dimos de beber, o forastero y te recibimos, o sin ropa y te vestimos, o enfermo, o en la cárcel, y te fuimos a ver?” El Rey responderá: “En verdad les digo que cuando lo hicieron con alguno de éstos, mis hermanos más pequeños, lo hicieron conmigo”. El pordiosero al que atendió San Martín estaba desnudo y enfermo y representaba a Jesús. San Martín decidió entonces dejar el ejército romano y servir a Dios, se bautizó y se unió a los discípulos de San Hilario; en el año 370 fue consagrado obispo de Tours, Francia. Falleció en Candes, del mismo país, en el año 397, a la edad de 81 años. El medio manto de San Martín, el que cortó con la espada para dar al pobre, fue colocado en una urna y se le construyó un pequeño santuario para guardar esa reliquia.
La lepra ha sido una de las enfermedades más estigmatizadas en la historia, representada en una gran cantidad de obras antes del Renacimiento, en la mayor parte de las cuales sus manifestaciones se muestran con imágenes simbólicas que poco o nada tenían que ver con el aspecto real de la enfermedad, en esta obra, igual que en otras de la época, como La Resurrección de Bernard van Orley, hay una representación más real de las manifestaciones clínicas de la enfermedad.
La pintura es del siglo XV (c 1450), óleo sobre tabla, realizada por un seguidor o discípulo del suizo Konrad Witz, para un retablo destinado a la iglesia de Sierenz, en Alsacia, aunque la tabla se encuentra hoy en el Museo de Arte de Basilea. Otros autores han representado el acontecimiento de San Martín, una de las más conocidas es de El Greco, realizada entre 1597 y 1600 y que se exhibe en la Galería Nacional de Arte de Washington, Estados Unidos, en esta obra al mendigo se le representa con pocas manifestaciones de la enfermedad (Figura 3).
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