Are medical academies and societies necessary today?
Abraham Alfaro
Presidente de la Academia Mexicana de Dermatología, bienio 2020-2021.
A partir de la generación Y (conformada por los millennials, personas nacidas en el decenio de 1980 y principios del de 1990), por cierto, la generación más conocida, criticada y la primera que puede considerarse global, las relaciones humanas han tenido cambios muy importantes en el ámbito profesional y social; seguramente debido a la relevante evolución de la tecnología y la globalización. Por un lado, nos vemos beneficiados por la rapidez de la comunicación a través de internet, redes sociales y telefonía celular y, por otro, afectados por la gran despersonalización que estos avances conllevan.
Las tendencias en la generación Z (primera en nacer en la era digital) son: la democratización del acceso a las oportunidades, movilización geográfica, adaptabilidad, creatividad, la enseñanza autodidacta, desconfianza del sistema educativo tradicional, egocentrismo, irreverencia y exigencias de resultados inmediatos: “no tengo que esperar a preguntarle al profesor o asistir al próximo congreso para resolver mis dudas porque puedo consultarlo de inmediato en internet a través de mi teléfono celular”.
Academia, un término descrito por primera vez por Platón en el año 384 aC, que hace alusión a Academo, un hombre generoso que facilitó sus instalaciones para que en ellas pudieran llevarse a cabo actividades culturales filosóficas y científicas, lo que permitió que surgieran en el mundo antiguo filósofos y científicos de alto nivel, quienes dieron grandes aportaciones a la humanidad.
La academia platónica y demás instituciones culturales consideradas paganas por los cristianos subsistieron hasta el año 529 dC cuando el emperador Justiniano ordenó su clausura. Paradójicamente los cristianos en la Edad Media usaron nuevamente el término academia para referirse a escuela, que representaba a un grupo de profesores reunidos con estudiantes en un determinado lugar. En el renacimiento se fundó la Academia Platónica Florentina en 1440. En esta época se difundía el término academia como institución cultural en la que se posibilitaba el contacto e intercambio de ideas entre la multiplicidad de disciplinas intelectuales que enmarcaban el concepto humanista al cual se integraban filólogos, poetas, científicos.
La dermatología nació en el siglo XVIII en Inglaterra y al mismo tiempo en Francia en el Hospital Saint Louis; en esa época en Francia la medicina se transformó en un aprendizaje precoz y lo que era una medicina de biblioteca se transformó en una enseñanza en la cama del enfermo definida por un solo principio “poco leer, mucho ver y mucho hacer”. A finales del siglo XIX se formó la Sociedad Francesa de Dermatología que tenía como objetivo la enseñanza científica y cultural de la dermatología, el intercambio de conocimientos y la discusión de casos clínicos permitiendo la actualización de los galenos.
En México la dermatología nació a principios del siglo XX con Ladislao de la Pascua, Rafael Lucio y Jesús González Ureña; este último fue designado jefe del Servicio de Dermatología del Hospital General de México, inaugurado por el presidente Porfirio Díaz Mori en 1905.
Los escasos dermatólogos que había en 1936, encabezados por los doctores Fernando Latapí Contreras y Roberto Núñez Andrade, formaron la Sociedad Mexicana de Dermatología, el primer presidente fue el Dr. Salvador González Herrejón.
El 20 de junio de 1952 fue fundada la Academia Mexicana de Dermatología, teniendo como primer presidente al Dr. Oswaldo Arias Capetillo. En su acta constitutiva se menciona textualmente que “fue conformada con el propósito de promover el mejor conocimiento la investigación y la enseñanza de la dermatología y ciencias afines. Actuará como órgano consultivo cuando ello le sea solicitado”.
Los objetivos de esta asociación son:
• Organizar todo tipo de eventos científicos y culturales relacionados con la difusión, investigación y enseñanza de la dermatología.
• Proteger y fomentar la unidad y cooperación entre todos los asociados en beneficio de sus mutuos intereses.
• Velar porque se establezca y mantengan normas de ética profesional en las relaciones de los asociados entre sí y entre estos últimos y terceros.
• Estimular entre los estudiantes de la especialidad el deseo de la investigación de la dermatología.
• Contribuir al fortalecimiento que lleva al público en general al conocimiento de la dermatología.
• Intervenir en todos los asuntos que afecten los intereses de la asociación y a sus agremiados.
Sin duda, la Academia Mexicana de Dermatología es una asociación civil que permite la actualización de dermatólogos ya formados y una excelente plataforma para los dermatólogos en ciernes que, sin duda, serán los líderes de la Dermatología nacional e internacional.