Service of Dermatology Dr. Mario Magaña Lozano of the Hospital General de Mexico Dr. Eduardo Liceaga, SS.
Dermatol Rev Mex. 2024; 68 (3): 432-435.
Mario Ramón Magaña García
Servicio de Dermatología, Hospital General de México Dr. Eduardo Liceaga, Ciudad de México.
El pasado 29 de septiembre de 2023 se develó la placa con la que se dio el nombre del Dr. Mario Magaña Lozano al icónico y ya clásico Servicio de Dermatología, antes Pabellón 11, del Hospital General de México Dr. Eduardo Liceaga de la Secretaría de Salud. Figura 1
La Dermatología en México asoma en el panorama desde el siglo XIX en que los doctores Ladislao de la Pascua y enseguida Rafael Lucio tomaron la dirección del Hospital de San Lázaro; más adelante, en asociación con Ignacio Alvarado, Lucio desarrolló su obra “El Opúsculo sobre el Mal de San Lázaro o Elefantiasis de los Griegos”, en la que describe a la lepra manchada o lazarina que hoy lleva su nombre.
No obstante, la Dermatología en nuestro país se formaliza precisamente con la inauguración del Hospital General en 1905 y su Servicio de Dermatología, “el Pabellón 11”, un bello edificio estilo francés (Figura 2) ahora Unidad 109, que tiene un poco más de mil metros cuadrados, con consultorios, zona quirúrgica con dos salas de procedimientos, dos aulas, laboratorio de micología, departamento de fototerapia, zona de hospitalización, jardines y otros servicios.
Por este Servicio han pasado, por lapsos muy variados, una gran cantidad de médicas y médicos que ahora son dermatólogos; aquí se han desarrollado maestros de la especialidad que han formado especialistas no sólo de México, sino también de otros países de Latinoamérica, de Europa y de Estados Unidos.
El Servicio de Dermatología Dr. Mario Magaña Lozano ha sido muy productivo asistencial, educativa y científicamente; sus médicos e investigadores han generado cientos de artículos científicos que se han publicado en revistas nacionales e internacionales. Sólo estas cifras: de los seis libros sobre Dermatología escritos por autores mexicanos, cinco han surgido de este servicio, desde La Lepra en México por Jesús González Urueña hasta los actuales textos; uno de los dos libros de Dermatología Pediátrica y uno de los tres textos sobre Micología también son frutos de este servicio.1
El maestro Mario Magaña Lozano llegó muy joven al hospital, no alcanzaba los 30 años, y salió después de sus 85 años de edad, con una carrera hospitalaria completa, brillante, escalada hasta el nombramiento como Consultor Técnico, un emeritazgo con el que el hospital rendía honores y reconocimiento a sus maestros más ilustres; fue precedido con tal distinción sólo por los maestros Fernando Latapí y Ernesto Escalona.2 Figura 3
El presidente Díaz comisionó a su secretario de Salubridad y Asistencia, Dr. Eduardo Liceaga, para ir a Europa, específicamente a Francia, ya que Díaz era un francófilo manifiesto, a ver posibles modelos para el futuro Hospital General que con el Ing. Roberto Gayol se estaba proyectando. Parece que el famoso Hôpital Saint Louis, fundado por el rey Enrique IV, fue la inspiración de Liceaga, ya que arquitectónicamente se asemeja muchísimo.3
Coincidentemente en la misma fecha, el 5 de febrero, el maestro Mario Magaña Lozano cumpliría 100 años de vida y el Hospital General de México Dr. Eduardo Liceaga cumplió 119 años de haber sido inaugurado por el mismísimo presidente Porfirio Díaz, en una ceremonia celebérrima, en la que el poeta Amado Nervo declamó su obra Charas, de la que a continuación se reproducen algunos párrafos:4
…Ésta es la casa de los vencidos, el refrigerio de los heridos que va dejando la adversidad; éste es el golfo de los perdidos en tantas noches de tempestad. “Aquí se estrellan los mil estragos de la miseria…”… Y, en fin, oí tales elogios, tales halagos, que dije, lleno de anhelos vagos: ¡Qué bien se debe vivir aquí…!
La brisa es pura y el campo ameno, el Valle, nuestro Valle, sereno bajo el cobalto de la extensión, y los volcanes, que tanto adoro, por las mañanas parecen de oro y, por las tardes, de bronce son.
Amigo mío desheredado, hermano mío desconsolado: ya tienes casa, ya tienes pan; entra, si sufres, a esta guarida; verás la limpia mesa servida, todos los labios te sonreirán.
La vida es dura; mas aún existe quien al enfermo refugio da, y a los desnudos arropa y viste…
Amigo mío, ya no estés triste; hermano mío, no llores ya.
Hoy se inaugura tu noble y raro alcázar; míralo: ¡es para ti!
Tendrás un lecho, calor, amparo, afectos, aire puro, sol claro… ¡qué bien se debe vivir aquí!
Los tersos prados, la luz riente, verán tu idilio convaleciente; y cuando caiga divino el sol, pondrán sus rayos, desde occidente, una aureola sobre tu frente y en tus cabellos un arrebol.
En las mañanas, el aire vivo te dará fuerzas, y alegre, activo, en los jardines te placerás; y por las tardes, acaso esquivo, tras las vidrieras, al pensativo poniente austero contemplarás…
Y cuando dejes este retiro, ya sano y ágil, para tornar la ardua lucha tras un respiro,
quizás te vuelvas con un suspiro los blancos muros a contemplar;
Quizá en las alas de los traviesos vientos que pasan por estos llanos, al noble asilo le mandes besos ¡a plenas manos, a plenas manos!
¡Benditos quienes, en ti pensando, para ti forman un suave y blando nido, que empolla la caridad!…
REFERENCIAS
1. González Urueña J. La Lepra en México. El Ateneo, 1941.
2. Magaña M. Celebración de la vida del Maestro Don Mario Magaña Lozano (1924-2015). Dermatol Rev Mex 2020; 64: 223-234.
3. Magaña M. Alibert and his contribution to dermatology. Am J Dermatopathol 2022; 44: 37-42. doi: 10.1097/DAD.0000000000002066
4. Nervo A. Charas. 1905; feb: 5.
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