Dermatol Rev Mex. 2021; 65 (2): 308-310. https://doi.org/10.24245/dermatolrevmex.v65i2.5614
El pasado 25 de enero de 2021 a las 7:40 de la mañana, en la ciudad de Aguascalientes, el Dr. Carlos Lugo exhaló su último aliento.
Más que un obituario, el presente documento tratará de hacer una breve reseña de su vida, a manera de un homenaje póstumo al hijo, hermano, esposo, padre, compañero, amigo, médico, dermatólogo y funcionario público que acompañó a muchos de nosotros. Es muy importante mencionar que sin el apoyo total y decidido de Esperanza, Annie, Alejandra y el resto de su familia para proporcionar mucha información, esta reseña no podría haber sido posible y si la misma está escrita en primera persona es sólo porque incluye mi humilde aportación, principalmente, sentimental.
Carlos (o Charlie, como le llamaban algunos de sus familiares y amigos) nació en León, Guanajuato, el 16 de julio de 1959. Hijo de los señores José Lugo y Esperanza Godínez, tuvo como hermanos a Ernesto, Esperanza, José, Miguel, Lucero y Jesús. Contrajo matrimonio en 1987 con la CP Ana Bertha [email protected]án Escobar (Annie), con la que procreó dos hijos, Alejandra y Carlos, ambos, profesionistas exitosos. Recuerdo perfectamente que la boda de Carlos y Annie fue una experiencia de convivencia entre amigos, desde el trayecto de ida y vuelta de la Ciudad de México a Los Reyes, Michoacán, en autobuses rentados por los anfitriones, hasta una fiesta de luz, color, música y baile en donde todos estuvimos muy contentos.
Carlos estudió medicina en la Escuela Nacional de Estudios Profesionales Iztacala de la UNAM, obteniendo su título profesional en 1983 y, después de haber concluido el Curso de Introducción a la Especialización Médica (residencia rotatoria) en 1984, ingresó al Centro Dermatológico Dr. Ladislao de la Pascua, en donde tuve la oportunidad de conocerlo y tratarlo cotidianamente, forjándose una amistad muy sólida durante sus años en la residencia en Dermatología y en la subespecialidad de Cirugía Dermatológica y Oncológica y, después, durante sus años de médico especialista en esa institución. Los logros de Carlos en nuestra alma mater dermatológica incluyeron la obtención del Premio Augusto C Stieffel al mejor residente de Dermatología y el desempeñarse exitosamente como profesor del curso de pregrado en Dermatología, jefe de la Clínica de Tumores y subjefe y jefe de Enseñanza del propio Centro Pascua.
En 1989 Carlos decidió emigrar a Zamora, Michoacán, en donde pasaría el resto de su vida. Rápidamente se destacó como dermatólogo en el Hospital General de Zona núm. 4 del IMSS y en el Hospital Juárez de Zamora, en donde también se desempeñó como jefe de Enseñanza. Asimismo, fue vicepresidente de la Sociedad Médica de Zamora en 2002 y en 2012 obtuvo la Presea al Mérito Profesional José Sixto Verduzco, otorgada por la Asociación de Periodistas del Valle de Zamora, AC.
Además de ello, su labor filantrópica asistencial en el Hospital Margarita, AC u ofreciendo consulta particular sin costo un día a la semana o como médico consultante en varias jornadas dermatológicas a pacientes de escasos recursos es también digna de mención.
La faceta política de Carlos fue muy exitosa e incluyó su colaboración en la elaboración de los libros Tu vida depende de tu salud: ¡Cuídala! en 1998 y 444 Aniversario de la Fundación de Zamora, Michoacán en 2018, así como el desempeño de los cargos públicos de Regidor de Salud en el Ayuntamiento de la Ciudad de Zamora de 2005 a 2007 y de Presidente Municipal de la misma ciudad de 2015 a 2018, cargo este último en donde tuvo mucho que ver con la obtención del Premio Nacional al Buen Gobierno Municipal 2018 , otorgado por la Federación Nacional de Municipios de México a la mejor Gestión Integral Municipal en Michoacán.
Por si hubiera sido poco, Carlos se daba tiempo para practicar sus aficiones, entre las que destacaron el tocar (y muy bien) la guitarra, por ejemplo, en las reuniones o fiestas que sosteníamos con cualquier pretexto médicos residentes y médicos adscritos del Centro Pascua. Cantar y bailar, como buen bohemio que era, así como el ciclismo y escuchar música, lo mismo boleros que rock and roll, no podían escaparse de su radar.
Soy empático con toda la familia de Carlos en estos momentos de dolor, en parte porque yo también lo siento y en parte porque los estimo mucho. Al escribir estas últimas líneas y sabiendo como dermatólogo que la nostalgia, cual profunda cicatriz, se lleva durante muchos años, espero que la resignación llegue pronto y que los abundantes recuerdos bonitos que por supuesto están contenidos en todo el legado profesional, académico, político, sentimental y humano que nos deja Carlos paulatinamente sustituyan a la tristeza de su partida.
In memoriam…
Dr. Jesús Manuel Ruiz Rosillo, en colaboración con: CP Ana Bertha Barragán Escobar, Dra. Alejandra Lugo Barragán, Sra. Esperanza Lugo Godínez.
Familias Lugo Godínez y Lugo Barragán.
Recibido: febrero 2021
Aceptado: marzo 2021
Este artículo debe citarse como: Ruiz-Rosillo JM. Dr. José Carlos Lugo Godínez (1959-2021). Dermatol Rev Mex. 2021; 65 (2): 308-310.