
El Dr. Rafael Antonio Isa Isa nació en la capital de la República Dominicana, Santo Domingo, aunque tenía sus raíces y su corazón en el sur del país, en su querido San José de Ocoa, República Dominicana, el 23 de septiembre de 1952. Su compañera de vida, la señora Marina Pimentel, sus cuatro hijos y su nieto fueron su círculo familiar cercano.
Luego de obtener su título de doctor en Medicina Cum Laude en la Universidad Autónoma de Santo Domingo –UASD– en 1979, inmediatamente pasó a hacer la pasantía en las clínicas rurales de San Cristóbal, República Dominicana. Viajó a Israel en 1981, donde realizó la especialidad de Epidemiología y cursos de Medicina Social y Comunitaria y a su regreso, en 1983, lo nombraron profesor de Epidemiología y medicina preventiva en la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
En el Instituto Dermatológico y Cirugía de Piel realizó su posgrado en Dermatología durante el periodo 1984-1986; previamente cursó un año de Medicina Interna en el Hospital Dr. Francisco Moscoso Puello de Santo Domingo, República Dominicana.
La enseñanza y la Micología Medica fueron sus grandes pasiones, por lo que realizó estudios al respecto en el Hospital Pablo Tobón Uribe en la ciudad de Medellín, Colombia. Durante décadas fue profesor titular de la cátedra de Dermatología de pregrado en la UASD y de posgrado en el Instituto Dermatológico y Cirugía de Piel, donde fue coordinador y jefe de enseñanza de la residencia de Dermatología. En el año 2000 lo nombraron profesor asociado del Diplomado de Micología Médica que ofrece la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de México.
Fue colaborador muy cercano del Dr. Huberto Bogaert Díaz, director del Instituto Dermatológico y Cirugía de Piel desde 2001 hasta su fallecimiento. Asumió la responsabilidad de ser director ejecutivo del programa Fortalecimiento de la Respuesta a la Epidemia del VIH, además de coordinar el programa de Fortalecimiento de la Lucha contra la Malaria en poblaciones vulnerables de municipios con alta incidencia en República Dominicana.
A lo largo de su fructífera carrera se distinguió como profesor del año de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UASD, en 2002, Académico de Honor de la Academia Española de Dermatología en Madrid en 2009, maestro de la Dermatología en el Colegio Médico Dominicano en 2012; además, el Senado de República Dominicana le reconoció por sus aportes al desarrollo de la Medicina y el combate de las enfermedades de la piel; fue miembro de número de la Academia de Ciencias de la República Dominicana en 2014.
Ocupó cargos importantes, como presidente de la Sociedad Dominicana de Dermatología, vicepresidente del Colegio Iberolatinoamericano de Dermatología (CILAD), director de la Revista Dominicana de Dermatología y miembro del Consejo Editorial de las revistas españolas Monografías de Dermatología, Dermatología Cosmética Médica y Quirúrgica y de la Revista de la Sociedad Mexicana de Cirugía Dermatológica y Oncológica, entre otras.
Fue autor y coautor de libros dedicados a la especialidad, de los que destaca el Atlas de micosis superficiales, subcutáneas y pseudomicosis en República Dominicana; fue asesor de tesis de pre y posgrado en Dermatología y autor de más de 46 artículos en revistas nacionales e internacionales. Organizó congresos y jornadas dermatológicas encaminadas a la educación continuada de la Dermatología.
Fue miembro del Colegio Médico Dominicano, la Sociedad Dominicana de Dermatología, el Colegio Iberolatinoamericano de Dermatología (CILAD), la Academia Dominicana de Ciencia, la Sociedad Latinoamericana de Dermatología Pediátrica (SLADP), de la Academia Americana de Dermatología, del Latin American Advisory Board y miembro de honor de la Asociación Mexicana de Micología Médica.
Falleció el 23 de marzo de 2016, tras cinco años de luchar contra uno de los tipos más agresivos de cáncer; cáncer linfático grado III en estadio IV. Durante este tiempo se sometió a complejos tratamientos, incluso un trasplante de médula e innumerables sesiones de quimioterapia y radioterapia; aseguró que lo más importante para el paciente de cáncer es mantener una actitud firme de lucha, no sentarse a morir y vivir cada día como si no tuviera nada. Además, compartió a unos de nuestros periódicos locales: “siempre he sido un guerrero, un gran luchador y nunca sentí miedo ni siquiera a morir. Cada día me levanto y le doy gracias a Dios y me olvido que he padecido cáncer, en algún momento sé que voy a bajar en alguna estación, pero mientras tanto sigo aferrado, estoy muy enfocado en la realidad, soy un gran creyente, pero tampoco soy egoísta pidiéndole a Dios, sólo dejo a él que decida su voluntad”. Esta actitud demuestra que fue un ser humano de carácter fuerte, tenaz, decidido y humilde.
Es muy difícil resumir la vida del Dr. Rafael Isa Isa, porque siempre imprimió en todas sus actividades docentes, asistenciales y comunitarias el entusiasmo que da el amor por su trabajo, su profesión y a su país, siendo esto su mejor legado.