Dermatol Rev Mex. 2025; 69 (3): 412-414. https://doi.org/10.24245/dermatolrevmex.v69i3.10524
Natalia Sánchez Olivo,1 Karla Gabriela Correa Cedeño2
1 Médico pasante del servicio social, Facultad de Medicina, Universidad Autónoma de San Luis Potosí, México.
2 Residente de primer año de dermatología, Instituto de Dermatología y Cirugía de Piel de Guatemala.
El retrato de Mary Ruthven, una obra al óleo realizada en 1639 por el pintor Antonio van Dyck, se conserva actualmente en el Museo del Prado, Madrid. Las dimensiones son de 104 cm de alto por 81 cm de ancho.
En la pintura, Antonio van Dyck (1599-1641) retrató a su esposa, una dama de origen escocés, cuyo nombre de soltera era Mary Ruthven. A causa de su relación sentimental, el artista trata a la retratada con intimidad y afecto; esta conexión puede apreciarse en la mirada altiva y desafiante de la dama y en el lenguaje de las manos. Un detalle llamativo es la poca densidad de su cabello, que el artista no intenta ocultar.
Más allá de su apariencia elegante y su porte distinguido, este retrato nos abre la puerta a un análisis médico-artístico. Desde una mirada dermatológica actual, surge una interrogante intrigante: ¿es posible que Mary Ruthven hubiera padecido alopecia androgenética femenina, padecimiento que afecta a muchas mujeres hoy en día?
Mary Ruthven luce un vestido azul brillante, con un pronunciado escote y collar de perlas (Figura 1). En su antebrazo lleva un rosario enrollado a modo de pulsera, con el que parece jugar de forma relajada frente al espectador. Lleva el cabello recogido en un tocado decorado con hojas de roble, en probable alusión al apellido del artista (Dyck en neerlandés significa roble o encina).
Al observar el retrato, puede notarse la minuciosidad con la que Van Dyck pintó el cabello de Mary Ruthven. Aunque no es posible emitir un diagnóstico concluyente basado únicamente en una pintura, la disminución en la densidad capilar en la zona frontal y la ligera recesión de la línea capilar en la frente podrían apuntar a un patrón de pérdida capilar compatible con alopecia androgenética, de patrón masculino. Aunque esta enfermedad no se reconocía en el siglo XVII con los términos actuales, es probable que ya se percibiera como un malestar estético.
La alopecia androgenética femenina es una causa común de alopecia no cicatricial en mujeres mayores de 40 años, aunque, en algunos casos, la afección puede manifestarse mucho antes. Este padecimiento tiene un origen multifactorial, influenciado por factores genéticos, hormonales y ambientales. Se distingue por un adelgazamiento gradual y difuso del cabello en la zona superior de la piel cabelluda, con preservación de la línea frontal en la mayoría de los casos. Este patrón de pérdida de cabello difiere del patrón masculino, que es el menos frecuente y se asocia con hiperandrogenismo. Se manifiesta con recesión de la línea capilar de implantación frontoparietal asociada con disminución de la densidad capilar, como se observa en este retrato de Mary Ruthven. Figura 2
Desde el punto de vista emocional, este tipo de alopecia puede tener una repercusión profunda en quienes la padecen. Numerosos estudios han documentado cómo afecta la autoestima y la percepción personal, especialmente en un contexto social donde el cabello se asocia con feminidad y juventud. El retrato de Van Dyck nos invita a reflexionar no sólo sobre la técnica artística del pintor, estatus y elegancia de la mujer de la época, sino también en las posibles dolencias ocultas y el efecto psicológico que éstas podrían haber tenido. El hecho de que el cabello de Mary Ruthven no esté perfectamente estilizado, como era habitual en los retratos de la época, puede ser una pista visual que se alinea con los síntomas de la alopecia androgenética.
Antonio van Dyck fue uno de los grandes exponentes del arte barroco y uno de los retratistas más influyentes de la corte inglesa durante el siglo XVII. Su estilo elegante y refinado marcó un hito en la pintura de retrato británica. Entre sus obras más destacadas están los retratos del rey Carlos I y otros miembros de la nobleza inglesa pues se convirtió en el pintor oficial de la corte.
El manejo de la luz, el uso de texturas y la atención al detalle anatómico caracterizan su obra, en la que representaba no sólo la apariencia externa, sino también rasgos sutiles de la personalidad o posibles afecciones físicas de sus modelos. Esto permite que, desde una perspectiva médica actual, podamos identificar ciertos signos clínicos representados con notable realismo.
Al conectar el arte con la dermatología, ampliamos nuestra comprensión del contexto histórico y humano en el que vivieron figuras como Mary Ruthven. Las pinturas de Van Dyck trasmiten no sólo belleza y estatus, sino también pistas sobre aspectos físicos que hoy podrían interpretarse como manifestaciones de enfermedades dermatológicas. Así, el arte se convierte en una herramienta valiosa para reflexionar sobre los posibles trastornos dermatológicos que podrían haber influido en la apariencia de sus sujetos.
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Este artículo debe citarse como: Sánchez-Olivo N, Correa-Cedeño KG. Alopecia androgenética femenina: una mirada al posible padecimiento de Mary Ruthven. Dermatol Rev Mex 2025; 69 (3): 412-414.