Dermatosis pustulosa erosiva secundaria a terapia de presión negativa e injertos cutáneos sobre una herida quirúrgica de tórpida evolución

Resumen

ANTECEDENTES: La dermatosis pustulosa y erosiva es una dermatosis neutrofílica de curso crónico, caracterizada por la aparición de pústulas, erosiones y costras. Aunque típicamente afecta la piel cabelluda, puede aparecer en cualquier territorio cutáneo. El manejo diagnóstico-terapéutico de este padecimiento es un verdadero reto cuando afecta áreas especiales.

CASO CLÍNICO: Paciente masculino de 45 años intervenido mediante cirugía micrográfica de Mohs por un dermatofibrosarcoma protuberans, localizado en el hombro derecho; tuvo herida quirúrgica con curación desfavorable. Tras meses de tratamiento con un injerto de piel total, injertos en sello y terapia de presión negativa se llegó al diagnóstico de dermatosis pustulosa y erosiva secundaria a terapia de presión negativa y práctica de injertos cutáneos. Tras la retirada de la terapia de presión negativa y la aplicación de corticosteroides tópicos, la epitelización fue total.

CONCLUSIONES: Exponemos a nuestro saber el primer caso de dermatosis pustulosa y erosiva secundaria a la terapia de presión negativa e injertos cutáneos. Incluir la dermatosis pustulosa y erosiva en el diagnóstico diferencial de la aparición de úlceras, erosiones y costras en el contexto de una herida quirúrgica de tórpida evolución es fundamental para elegir el tratamiento adecuado y evitar procedimientos agresivos e innecesarios.

PALABRAS CLAVE: Dermatofibrosarcoma protuberans; corticosteroides; injerto.

Abstract

BACKGROUND: Erosive pustular dermatosis is a neutrophilic dermatosis of chronic course, characterized by the appearance of pustules, erosions and scabs. Although it typically affects the scalp, it can appear in any cutaneous territory. The diagnostic-therapeutic management of this disease is a real challenge when it affects special areas.

CLINICAL CASE: A 45-year-old male patient went under Mohs micrographic surgery for a dermatofibrosarcoma protuberans and he presented a surgical wound on right shoulder with an unfavourable healing. After months of treatment with a split-thickness skin graft, punch grafting and negative wound pressure therapy, the diagnosis of erosive pustular dermatosis secondary to negative wound pressure therapy and the practice of skin grafts was reached. A spectacular relieve of the wound was observed, and complete epithelialization was achieved in two weeks after the withdrawal of negative wound pressure therapy and the application of topical corticosteroids.

CONCLUSIONS: We report to our knowledge the first case of erosive pustular dermatosis secondary to negative wound pressure therapy and skin graft. Being aware of erosive pustular dermatosis when treating a post-surgical wound may help to promptly detect this dermatological condition and might help to carry out an early alternative therapy to avoid more aggressive procedures.

KEYWORDS: Dermatofibrosarcoma protuberans; Corticosteroids; Graft.